La Tierra que Respira

Para llegar a este bufadero hay que ir a Echedo y por la retorcida y espectacular Hi-151 hasta el Charco Manso. Una vez allí hay que caminar por un sendero apenas marcado sobre la zona rocosa que queda en el lado izquierdo si miramos de frente el entrante de mar. En esa zona, a menos de 100 metros del charco existe un bufadero cuyos soplidos son menos frecuentes por el volumen y la fuerza que necesita el agua del mar para llegar a ese punto. Unos metros más allá, protegido por unas roca que conviene rodear por el lado contrario al del mar, encontraremos, antes por el oído que por la vista, un bufido cadencioso y sobrecogedor… Es La Tierra, que respira.

Escuchar con auriculares y volumen medio

Pedro Montesinos.- perete.montesinos@gmail.com





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Ficha técnica: 26-08-2013. 19:30h.

coordenadas: 27.849139, -17.924946

Altura 5-6 m. Orient.: norte Temp.: 26-28 ºC

Equipo: Marantz PDM660/AT ST825/ Rycote WJ4


Comentario a la grabación

El bufadero al que se refiere la grabación no es como otros que hay en la isla, en cavidades más o menos grandes, con un orificio en la parte superior (como en La punta Grande o en el mismo Charco Manso). En este caso es, por lo que se puede ver, como una grieta por la que el aire que empuja el agua alcanza la superficie. La morfología resquebrajada que presenta la roca hace que también resulte perceptible, en la mayoría de los casos, el sonido de la absorción que se produce cuando el agua se retira hacia el mar. Esa respiración (inspiración/espiración) se ve reforzada de forma muy notable por la proximidad de una pequeña elevación rocosa con forma cóncava que aporta un efecto de reverberación que refuerza las frecuencias más graves, lo que puede llegar a producir una cierta desorientación acústica en los primeros instantes.

(00:00) Los primeros ciclos de inspiraciones/espiración son suaves y, aunque resultan evidentes, parece que no se identifiquen fácilmente… Un poco más allá, el mar va desplegando su enigmática cadencia, mitad redundante, mitad imprevisible, de olas y salpicaduras, crestas y valles, rugidos y susurros...

Paulatinamente tanto las inspiraciones como las espiraciones ganan en intensidad. No es una aumento línea y homogéneo y siempre sorprenden las inflxiones porque nunca sabes cuál será el momento en el que el agua alcanzará su punto álgido antes de que se inicie la inspiración. Como nunca  sabes hasta qué instante el mar se replegará sobre sí mismo e iniciará la remontada del agua… En ocasiones se producen parones imprevisos, en otras parece que nunca termina de alcanzar el final (o el principio , según se mire)... Esa indefinición absorve mi atención y me mantiene intrigado

(02:00) En unos momentos parece que la respiración se calma y nos deja escuchar el rumor amasado del mar inestable pero continuo, estático y agitado…(02:05) Incluso una ola rompe lejana... y, mientras la respiración termina su ciclo decreciente, pienso en la relación que se produce entre la fuerza de las olas y la intensidad de la inspiración o expiración del bufadero…alguna tiene que haber… por velada que esté.

(03:44) Vuelve la respiración a incrementar su intensidad y un nuevo ciclo parece iniciarse... Esta vez parece querer ir un poco más allá... como si quisiese intimidarnos y hacernos pensar en la fuerza y poder del Atlántico…(04:50) Y tras absorber y expulsar una nueva bocanada de aire, vuelve a perder ímpetu y fuerza, antes de un nuevo bucle que dará paso a un nuevo bucle y a otro... y a otro... de forma cíclica, con los ciclos de las mareas, de las estaciones... En una superposición infinita de microciclos, ciclos y megaciclos.

(06:00) Una nueva inflexión nos permite volver a escuchar el mar, las olas y las salpicaduras envueltas en rugidos y rumores... para recordarnos que es el mar el auténtico motor del bufadero... Un mar que mediatizado por la roca volcánica herreña nos alienta y nos absorbe en su poderoso enigma cíclico, misterioso y, en ocasiones, aterrador...

(08:00) Un nuevo ciclo

Y otro más...