La Tierra que Suena

El Hierro es una isla volcánica y en este tipo de terrenos no es extraño que se conformen tubos subterráneos completamente huecos. Estos tubos, característicos de esta isla, ofrecen al oyente atento un espectáculo poco común. A uno de estos lugares podremos acceder cómodamente a pie desde San Andrés siguiendo el camino de arena que sale justo desde el cruce de la calle del Agua con la carretera de San Andrés, por detrás de la estación de I.T.V. Avanzando unos metros, llegamos a un cruce que debemos tomar hacia la izquierda y, poco después, un desvío hacia la derecha nos encamina hacia el tramo en el que podemos escuchar este fenómeno geológico y sonoro que se conoce como La Tierra que Suena


Escuchar con auriculares y volumen medio

Pedro Montesinos.- perete.montesinos@gmail.com


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Ficha técnica: 24/08/2013. Hora 19h.
Loc.: entre 27.771037, -17.971778 y 27.772974, -17.965002 Altura:1100m. Temp.: 24Cº-26Cº
Equipo: Marantz PDM660/AT ST825/ Rycote WJ4

Comentario a la grabación

Cuando caminamos a pie por La Tierra que Suena es difícil que podamos percibir el efecto de resonancia de los tubos subterráneos y... la tierra no suena. Con el peso de una persona y con calzado apropiado para caminar por este terreno no se percibe este extraordinario fenómeno. Pero nosotros contamos para esta grabación con la aportación impagable de la familia de Jannay (el padre, su hermano y ella misma) que se ofrecieron para dar una paseo con las dos yeguas y los dos potrillos que tienen en un cercado en el mismo barranco de Erese. Gracias a ellos y a sus animales pudimos caminar unos minutos por esa zona y apreciar los efecto sonoros que produce este particular suelo volcánico


(00:00) En medio de la llanura que corona la isla el silencio es estremecedor… el sutil siseo que produce el aire al agitar suavemente la vegetación (reseca mayoritariamente en esta época del año) es casi lo único que se escucha.  Afortunadamente algún ave (un cernícalo se escucha en los primeros instantes) ... algún insecto... asaltan la impenetrable calma que caracteriza este lugar…
(00:30) A lo lejos se van percibiendo los primeros sonidos de la tierra (00:44), antes incluso de escuchar a las yeguas y sus potros que se acercan al paso… El sonido que da nombre a este terreno es como una bola sonora compuesta por las frecuencias graves y secas (por estar confinadas dentro del tubo) que se producen por la reverberación que tiene efecto en los tubos subterráneos como consecuencia del impacto del casco del animal sobre la roca, y que, a través de la propia roca (cuanto menos cubierta de arena con mayor claridad), se propagan en el aire.
(01:10) En el momento en que las dos yeguas pasan frente a mi no se aprecia claramente el fenómeno y los cascos (sin herrar) golpean roca sólida o la arena que en muchas zonas cubre el camino…  De manera dispersa van apareciendo algunos pasos que excitan el fenómeno (01:21) (01:40) (01:50) Pero no es fácil identificarlos entre los pasos de las dos yeguas y los de los potros… las zonas de roca sólida y las zonas de arena, los pasos firmes y contundentes o los pequeños resbalones… la reseca vegetación que hay a los lados del camino. Con todo, poco a poco se va identificando la reverberación confinada en muchos de los pasos.
La irregularidad del terreno, arenoso unas veces, pedregoso otras y las diferentes profundidades a la que se encuentran los espacios vacíos, así como el tamaño de esos huecos, hace que no siempre resulte evidente o audible... pero no hay duda de que esta es la tierra que suena
(02:10) Uno de los potros pasa frente a mí y camino tra él… El poco peso del potro no impide que alguno de sus pasos hagan de excitador del terreno y de las resonancias subterráneas, aunque de forma discontinua y súbita...
(02:40) El otro potro nos alcanza pero no deja escuchar la tierra que suena bajo sus aún tiernos cascos. O sí, alguna vez sí llega a generar ese conjunto de frecuencias que se escapan de la roca
(03:30) Camino por un terreno arenoso tras uno de los potros…(03:37) Un paso resuena de forma nítida… pero aislada... aunque parece percibirse en cada paso una resonancia más o menos sutil. (03:55)... (04:00).
(05:00) Un poco más adelante consigo acercarme de nuevo a las yeguas que, por su peso, son capaces de activar mejor los tubos resonantes… pero este tramo no lo favorece demasiado...
(07:38) Algunas resonancias de los tubos vuelven a escucharse aunque de forma muy sutil, por la arena que cubre las rocas y que amortigua tanto el golpe de los cascos de los animales, como la propia reverberación del tubo... y se convierten en algo lejano y débil (seguramente por la mayor profundidad a la que se encontrarán los tubos), cuando se perciben...
El paseo concluye prácticamente en el cercado en el que guardan los animales.

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