Cascadas de Mar: el silencio de un gigante inerte.

Pocos segundo después de salir del túnel que conecta la parte alta de la isla con El Golfo (Hi 5), encontramos un desvío que nos conduce a la zona de Las Puntas. Siguiendo esa calle (Gral. Las Puntas) llegamos a la entrada al Hotel más pequeño del mundo y poco más allá un sorprendente y enigmático complejo: “Cascadas de Mar”.



01 Rumores (Escuchar con auriculares y volumen medio)

Pedro Montesinos.- perete.montesinos@gmail.com

02 Paseo. (Escuchar con auriculares y volumen medio)

Pedro Montesinos.- perete.montesinos@gmail.com


Ficha Técnica: 20/08/2014. 19:30h.
Coord.(lat/long): 27.79557/-17.99192
Alt.- 20 m. Temp.- 22-24 ºC. Orient. Norte
Equipo:ZoomH4n/RodeNT55MP/Rycoteminiball


01.- Rumores y silencios desde un corazón horadado  
(Escuchar con auriculares y volumen medio)

Esta primera grabación la realicé desde la esfera que debía convertirse en una piscina semicubierta, de poca profundidad, para un baño sin exigencias. Seca y llena de arena y piedras, desde su interior se pueden escuchar los sonidos del entorno que entran por los diferentes orificios que transforman su cúpula en una suerte de observatorio. Una suave reverberación los envuelve y los refuerza con un manto de matices y sutilezas.

(00:00) En los primeros instantes se escucha el crujir de mis pasos sobre el suelo lleno de arena y piedrecillas. Acompañado por algunas voces que llegan desde las inmediaciones, me desplazo por el interior de la circunferencia hasta que, tras saltar el muro que delimita este espacio, me voy alejando de la esfera Horadada (y del equipo de grabación en marcha) para iniciar mi paseo.

(01:00) Mis pasos sobre la madera del puente que cruza junto a la esfera Son pasos secos por la resonancia propia de la madera y llegan con claridad al interior de la cúpula que los hace resonar en el espacio vacío… No son pasos todos iguales ni en resonancia ni en el contacto mismo y una veces se escuchan mejor otras peor... (02:15) Hasta que desaparecen por completo. Y se hace un silencio casi total. Casi.

(04:15) Vuelven a escucharse mis pasos cadenciosos y contemplativos… (04:55) También se diluyen en el casi silencio.

Algunos ladridos se identifican en la distancia… algunos pasos… algunas voces… algún rumor.

En el interior de la cúpula resuena el esforzado motor de algún vehículo que afronta la imponente subida del túnel que lleva a Valverde. A los pocos segundos se disipa como un suave rasguño en el silencio abovedado.

Y poco más…

(08:55) Vuelvo a la esfera… sin dejar de escuchar algunas voces circundantes que se cuelan en este inclasificable espacio soñado, convertido en sobrecogedora ausencia.

Y continúo recorriendo su interior, haciéndolo resonar al caminar sobre los granos de arena y las piedrecillas que cubren el suelo.... sobre los sonidos de un entorno que contempla, incrédulo, la escena.


02.- Paseo por un cuerpo inerte  
(Escuchar con auriculares y volumen medio)


(00:00) El paseo se inicia desde la misma esfera horadada y los primeros sonidos se corresponden con mis pasos saliendo de esta enigmática y sobrecogedora esfera perforada. Los guía una ingenua voluntad de reconocer y experimentar este extraño e inquietante lugar.

Algunas voces, sutilmente rasgadas y difuminadas por la delicada brisa, me siguen en mi deriva.

Recorriendo el ala derecha del recinto (mirando hacia el mar) encuentro un espacio que parece dedicado a tomar el sol o simplemente sentarse y pasar el rato.

Sigo escuchando algunas voces lejanas entrecruzadas con mis pasos que tratan de no violentar el silencio que reina en este fantasmagórico laberinto desconocido y desapacible.

(02:15) El motor alejado de algún vehículo se cuela por los abandonados recoveco de este lugar mientras me acerco a las escaleras que me conducen a la parte exterior y más elevada, en el lado más cercano al mar que va rumoreando sutilmente.

(03:10) Entre rumores marinos y voces de un grupo de niños y niñas que juguetean por la zona exterior, sigo mi camino por esta suerte de terraza hasta la siguiente escalinata por la que, nuevamente acariciado por el rumor del oleaje, me introduzco y desciendo para volver a la zona interior…

(05:00) Sigo escuchando algunas voces que, relajadas, cotidianas y ajenas, se desvanecen y se reconfiguran por el efecto de la suave brisa que, inestable y discontinua, se despliega por el complejo.

El suave rumor del mar lo envuelve todo y acaricia los oídos que se ahogan en el silencio de lo que ni se ve, ni se mira. Conforme me alejo del mar ese rumor se atenúa y casi desaparece… casi.

(07:10) Mis pasos sobre las tablillas de madera reclaman un protagonismo que no va más allá de un deambular desinteresado y caprichoso.

(08:00) El tímido balido reiterado de un cabritillo que parece indefenso y asustado (como si llamase a su madre) reclama atención...

(08:30) De manera discreta pero inevitable, unos ladridos toman el relevo en las llamadas como el rumor de los coches arrincona sin dificultad las plácidas caricias del océano…  Mientras, mis pasos, taciturnos y crepusculares, me van llevando de manera indefectible, al interior de la cúpula perforada, origen y final del paseo.

(10:45) Al volver a ese regazo protector pero abierto, acogedor pero sucio, genial pero menospreciado; apenas fui consciente de estar entrando en el corazón sin vida de un anhelo visionario que no encontró la plenitud sobre la que sustentar un esplendor que, como la vida misma, se diluye entre el tiempo y la indiferencia.

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